Días antes del 17 de enero, fiesta de san Antón Abad, en los tablones de anuncios del Ayuntamiento y en las redacciones de los medios de comunicación locales recibimos la invitación de la Cofradía de San Antón, que contra viento y marea, continúa con la misa y la tradición de la bendición de animales domésticos.
Sebastián Casas, el prior de la cofradía, comenta que su único objetivo consiste en mantener la tradición. Él se vinculó a esta entidad hace 35 años, por su matrimonio. «Ahora mismo la formamos 19 socios de los cuales, la mitad, de la misma familia».
Pertenecer a la cofradía no conlleva el pago de ninguna cuota. El dinero que recaudan en la misa lo destinan a imprimir los folletos y las estampas del santo que reparten en esos actos.
En tiempos, estas imágenes se colocaban en las puertas de las cuadras para la protección de los animales, la cofradía encargaba misas por las almas de los cofrades difuntos y se asistía a los funerales.
Asimismo, el día de fiesta se celebraba con el canto de jotas, el lanzamiento de cohetes y tampoco faltaban parejas de caballerías que se daban una vuelta por la plaza.
La talla de san Antón y una reliquia del santo
Casas, como prior, guarda una talla de san Antón en su propio domicilio y una reliquia del santo que se salvó de los destrozos de la Guerra Civil. La cofradía hunde sus raíces siglos atrás, no obstante, los documentos más antiguos sólo datan de 1941 cuando se refundó tras el conflicto civil.
La importancia de esta devoción queda patente en la convivencia de dos cofradías dedicadas al santo en Barbastro. «Una con sede en la iglesia de San Francisco y otra en la del Santo Hospital», aclara Enrique Padrós del Área Pastoral de Cofradías y Hermandades.
Se supone que esta última era la más pujante. La Guerra arrasó ese templo y todo lo que contenía «por lo que se deduce que la reliquia la guardaban en un domicilio particular» explica.
Tras el conflicto, llega el momento de reorganizar las entidades religiosas y la cofradía se traslada a la iglesia de los Padres Escolapios. «Y ha perdurado hasta nuestros días». Y si bien las tallas carecen de valor artístico, no así el portarelicario que lleva inscrita la fecha del 1844.
Eucaristía y bendición de 2023
La misa y la bendición se ha mudado desde los Escolapios y la plaza de la Constitución a San Francisco. El motivo «no agobiar, ni interferir con el desmontaje del belén que durante la Navidad se muestra en la iglesia de los Escolapios. El belén lo llevan personas voluntarias y su embalaje exige dedicación. Por lo cual no deseamos meterles prisa».
Este cambio no ha encontrado ningún obstáculo por parte de los sacerdotes todo han sido facilidades. «Los mismos escolapios nos comunicaron que no les importaba desplazarse hasta Barbastro, pero no lo vemos necesario porque en San Francisco nos han acogido de maravilla», apunta Casas.
Este año, el presbítero Juan José Herrera, se encargó de oficiar la eucaristía y la bendición. Natural de Colombia, desconocía esta devoción a san Antón, puesto que, en su país, los agricultores y los ganaderos colocan cosechas y animales bajo el amparo de san Isidro.
«Bendecir supone invocar a Dios para que proteja a nuestros animales, para que los cuide. Porque no olvidemos que, en muchas ocasiones, nuestro sustento depende de ellos. Además, nos recuerda que somos todos hermanos y que, a través de la creación, debemos ver el reflejo de Dios que se manifiesta por medio de la obra creada».
Y añade «el Génesis explica que Dios lo ha creado todo y que ha puesto la creación a nuestro servicio». En Barbastro, como en otras muchas localidades, las mascotas protagonizan la bendición, pero esta sigue adelante.
