Estas tres amigas se encuentran cursando Bachillerato. Una etapa que, a priori, no resulta para nada fácil. Además, todas ellas practican un deporte. Y, por si fuera poco, ejercen como catequistas para niños de Comunión.
Celia Puerto descubrió en el seno de su familia paterna su fe y, en el jubileo de este año, que quería ayudar a la Iglesia de alguna manera. Por su parte, las hermanas Daniela y Vega Sierra han crecido conociendo el amor de Dios. «Siempre que nos sucedía algo malo, íbamos al Cristo de los Milagros de la Catedral de Barbastro con mi abuela, pedíamos, poníamos una vela y se cumplía. Eso te hacía ver que existía de verdad y que debías seguir creyendo», explica la última. Su prima Julia Espuña inspiró a ambas para convertirse en catequistas.
El Jubileo
A principios de agosto de este año, casi 70 jóvenes de la Diócesis Barbastro-Monzón participaron en el Jubileo en Roma. Entre ellas se encontraban nuestras protagonistas y describen esta experiencia como «la mejor de sus vidas». «Descubrir que existen un montón de jóvenes con tus mismas creencias te anima más a creer en Dios», señalan. De todas las actividades que realizaron, recuerdan con especial cariño la última noche y la eucaristía en el Vaticano. «Llevábamos todos los españoles la misma camiseta y ver a tanta gente igual y compartiendo la fe… Además, todos cantaban canciones de misa. Muy bonito», rememoran.
Escasez de jóvenes
Estas amigas echan en falta a más jóvenes que declaren abiertamente su fe católica. «A veces, cuando hemos explicado que creemos en Dios, nos han mirado mal o nos preguntan que si todavía existe. Nos prejuzgan. Incluso se han llegado a reír de nosotras», explican. Una situación que han vivido, según confiesan, incluso con profesores de sus centros educativos. No obstante, declaran que en estos casos «no perdemos el tiempo. Lo intentamos explicar, pero vemos que no merece la pena porque no lo quieren entender… Así que resoplas y piensas que ellos se lo pierden», confiesan. Entre las posibles soluciones a esta falta de jóvenes, estas barbastrenses apuestan por el Jubileo o por actividades como las Noches Claras. Encuentros que para ellas, «además de ser bonitas, te conectan de verdad». También proponen otras citas como una convivencia en la Casa de la Iglesia o en El Pueyo.
Su faceta de catequistas
Las tres se encuentran viviendo su primer año como catequistas. Al principio, sintieron respeto por no verse capacitadas. No obstante, «al haber recibido la Comunión y la Confirmación, vimos que sabemos transmitir a los niños la fe. Además, aprendemos con ellos porque nos van haciendo preguntas que te hacen reflexionar, buscar la respuesta y, posteriormente, explicársela», declaran.
Durante estos meses, las jóvenes ya cuentan con muchas anécdotas. «A muchos de ellos les sorprende que Jesús siga vivo y que te siga viendo en cada momento. A mí me han preguntado que cómo pueden hablar con él. Se piensan que al rezar, como no lo ven, no existe», recuerda Vega Sierra.
No obstante, estas jóvenes confiesan que para llegar a todos los ámbitos de su vida necesitan una gran organización. «Existen semanas en las que sientes que no llegas a todo, pero la clave se encuentra en la constancia», concluyen.







