Barbastro

Severino Pallaruelo: «Se podría decir ‘dime qué objetos acumulas y te diré quién eres’»

La nueva novela de Pallaruelo, ‘Querido Materno’ reconstruye la historia de varios personajes de una familia a través de lo que acumulan en la casa común a todos ellos

Encarna Samitier acompañó a Severino Pallaruelo en la presentación de 'Querido Materno' en Barbastro. Foto: R.Z.
Ruth Zamora
26 noviembre 2025

El Gran Hotel Ciudad de Barbastro acogía la semana pasada la presentación del libro Querido Materno, la nueva novela de Severino Pallaruelo. Acompañado de la periodista Encarna Samitier abrió boca para adentrarnos en esta historia familiar y social.

El título, ‘Querido Materno’, ¿anticipa una novela epistolar?

Efectivamente, Materno es el nombre de los protagonistas, el padre y el hijo. Y el fundamento y desarrollo de la novela tiene que ver con las cartas, que comienzan con ‘Querido Materno’.

¿Se podría calificar este libro como novela histórica, con ese recorrido por varias décadas?

No, porque parece que ese nombre se reserva a tiempos anteriores. Esta novela cubre el siglo XX, tan cercano que no sé si me atrevería a llamarla novela histórica. Trata de la historia de una familia a lo largo del siglo XX, mejor, de los individuos de una familia. Personajes individuales, nueve y cada uno protagoniza uno de los capítulos de la novela. 

Historia de los personajes que se conoce a partir de los objetos de una casa.

Sí, la historia se construye con los testimonios de la gente. Una familia va acumulando objetos en el lugar donde vive una generación, otra, otra. Más en una familia conservadora que no quiere desprenderse de nada. Estos objetos dicen mucho de los que la habitaron, de su alma. Y además, se encuentran también testimonios escritos por ellos mismos. Así se puede completar bastante bien la historia. Un poco claustrofóbica, la verdad, al desarrollarse toda en una misma casa, tal y como he pretendido.

Para definir también esa época…

Y ese mundo cerrado. Es cerrada la ciudad, una pequeña ciudad provinciana donde todo parece controlado por los demás, que observan y juzgan todo lo que haces cada día, muy aprisionada dentro de unas normas religiosas, de una tradición. He querido reflejar ese mundo un poco agobiante, con la ciudad cerrada y la vivienda también cerrada.

¿Cuál ha sido el punto de partida de ‘Querido Materno’?

Surge de un hecho real, cuando un amigo me muestra un piso que ha heredado, con muchos objetos de la gente que vivió ahí. Ahí pienso que se puede describir una historia familiar a partir de lo que queda en un piso cuando el último descendiente se extingue.

Al final, muestra cómo se puede reconstruir una vida a partir de lo que guardamos.

Claro, claro. Recordaba el refrán ‘dime con quién andas y te diré quién eres’ y se podría decir, ‘dime los objetos que acumulas y te diré quién eres’.

Habla de una ciudad pequeña, de provincias, ¿ha habido inspiración cercana?

Cada uno pondrá la ciudad que quiera. Es bastante probable que si lo lee alguien de aquí puede identificar cosas de aquí y uno de Huesca identifique Huesca, pero si lo lee alguien de Soria diga, pues parece Soria. Porque el ambiente de todas estas ciudades se respiraba de manera muy parecida. 

¿Cuenta la historia de una familia como lo hacía cuando escribía etnografía?

Empecé haciendo etnografía pero hace años que la abandoné, porque me parece que aborda justo lo contrario de lo que a mí me gusta. La etnografía separa, dice lo que poseee de peculiar el trabajo, la forma de cantar o de bailar de un lugar… Pero a mí me interesa lo común de los hombres, las mujeres, de todo el mundo: los sentimientos, los temores, los afectos, las esperanzas. Casi antietnografía. Ir a lo particular de cada sitio, eso supone solo el escenario. Lo que importa es lo común a todos los hombres y mujeres, su mundo interior.

Enlaza con historias como la de ‘Ruido de Zuecos’.

Sí. Ya había tratado temas así hace muchos años, casi 40, con la novela Bardaxí, la historia de una familia del Alto Aragón desde el siglo XV al XX, ahí ya trabajaba con documentación histórica y con varios personajes. De alguna manera esto enlaza con eso y también con Ruido de zuecos, sí.

Y en la portada, un cuadro de Juan Gris.

Un cuadro donde aparecen mezclados bastantes objetos, como en la novela. Entre ellos, los pentagramas y un violín, la música, que en la novela tiene su importancia; un periódico francés, Le Monde, que también París adquiere aquí su protagonismo. De algún modo, me parecía que podía representar el contenido.

¿Qué les aconseja a los lectores antes de comenzar ‘Querido Materno’?

Que se lo tomen con calma, que lean despacio y sepan desde el principio que todo lo que se presenta es muy poliédrico, que los personajes tienen todos varias caras. Y que se diviertan. 

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