En este mes de julio se han cumplido tres décadas de la Semana Cultural de Laluenga. En Hoz de Barbastro, también en julio, ha llegado a su año 28 y en Berbegal, la Asociación Cultural CAUM va a celebrar en agosto sus bodas de plata. Pero en mayo, la de Pozán de Vero alcanzó su edición número 38.
Los orígenes
La programación de las actividades culturales se imprime en rojo en la vida anual de los pueblos porque su repercusión va más allá de si se trata de una charla de historia o de un concurso de postres. Aquí, el tema importa, pero no tanto. “No siempre es verano. Cuando se acaban las vacaciones y comienza el frío, la gente se recoge en sus casas y apenas se ve a nadie por las calles. Así que las actividades culturales suponen un atractivo para salir y relacionarse”, comenta Trini Serrador, la presidenta de la Asociación Cultural de Pozán de Vero.
Esta se creó en 1988 bajo el impulso del Ayuntamiento y de algunos vecinos.
Los consistorios han respaldado e impulsado estas iniciativas. En el caso de Laluenga, la alcaldesa, Cristina Juárez, se implicó, aunque aquí no surgió una asociación cultural sino de mujeres. Pilar Cardona, presidenta de la Asociación de Mujeres Santa María Magdalena (AMSAMA), recuerda aquel momento social. “En 1985, las señoras no acostumbraban a ir al bar y la gran mayoría, se dedicaban sólo a las tareas de casa por lo que existía entre ellas una necesidad de ocio, de relacionarse y de aprender cosas nuevas. Y por ello surge nuestra asociación y pone en marcha la semana cultural”. De la patrona de Laluenga toman el nombre y la decisión de organizar actos siempre en las mismas fechas, en las que coincide el último día de actividades con la festividad de la santa.
En esos mismos días, en Hoz, también andan inmersos en sus jornadas culturales porque se toma como referencia a la patrona, ambas localidades comparten a Santa María Magdalena. La Asociación La Paloma ha llevado desde los inicios el peso de la organización. No obstante, su nacimiento oficial se sitúa bastantes años antes como recuerda Miguel Ángel Almanzor, su presidente. “El Ayuntamiento, para poner en marcha el local social, precisaba de una asociación cultural. De ahí nació La Paloma el 21 de abril de 1978 y se utilizó el listado de socios del torno de aceite para inscribirlos como miembros de la nueva entidad”. Cuando en 1997 unos vecinos, con Almanzor y José Luis Parra a la cabeza, deciden preparar unas jornadas culturales desempolvan La Paloma.
Vida en los pueblos
Para Guillermina Barrabés, presidenta de la Asociación Cultural CAUM de Berbegal, “estas agrupaciones dan vida al pueblo. Sin duda, hacen pueblo”. Ellos van a celebrar sus 25 años en agosto. Por ello se han reservado el día 23, sábado, con un programa que incluye comida. Además, han preparado una exposición de fotografías que narran su historia y sirven como recordatorio para observar cómo ha evolucionado la localidad desde 2000.
“La sociedad ha cambiado y con ello, también las actividades”, explica. En este caso, han dejado de organizar viajes por varios motivos. Por una parte, a los socios de más edad ya no les apetece tanto salir y si a los jóvenes les interesa un lugar, se marchan. Pero los seguros les han propiciado la puntilla. “Siempre hemos contratado un seguro de responsabilidad civil, pero, al ser muchos mayores de 75 años, nos encontrábamos con problemas para suscribirlo. Y como la gente se ha ido haciendo más mayor ya no se propone”, comenta.
En Pozán de Vero y en Hoz los viajes también han quedado en el recuerdo. “En nuestra experiencia, cuando dejas una actividad ya no se recupera o cuesta muchísimo esfuerzo retomarla”, reflexiona Almanzor.
No obstante, en Laluenga sí continúan con las salidas. En este caso a Zaragoza. “Todo muy organizado y sin irnos demasiado lejos ya que se apunta bastante gente mayor y queremos ofrecerles comodidad y atención”, explica Cardona. En su caso, el Ayuntamiento corre con todos los gastos del transporte. En este año, como novedad, homenaje al ilustre hijo de Laluenga Basilio Paraíso, con recreación histórica por parte de los vecinos y las autoridades, incluyendo a la alcaldesa y al párroco.
Berbegal sí permanece fiel al encuentro de bolillos que en este año se organizó el 1 de junio. “Pase lo que pase con CAUM creo que la afición a los bolillos se encuentra tan arraigada que seguirán con ello”. Uno de los atractivos de esta jornada es su exquisito desayuno con una enorme variedad de repostería casera preparada por las mujeres socias de CAUM. Porque en esta villa, muchas de sus propuestas cuentan con alicientes gastronómicos. Como por ejemplo, los crespillos que elaboran en una jornada sin coincidir con Barbastro. “Todo fue a raíz de que nos invitaran a participar en su Fiesta del Crespillo. Un día maravilloso que nos encantó y nos animamos a seguirlo aquí”, recuerda Barrabés. Tampoco aglutina sus actos, sino que los disemina a lo largo del año. “Si concentráramos en unos días, nos quedaríamos sin presupuesto”.

En Pozán, la Semana Cultural llega en primavera y, a lo largo de otros periodos, como el verano o el otoño, tampoco faltan propuestas. Si algo no falla en Pozán es el teatro. “Antes contábamos con el grupo local que estrenaban obra al llegar la Semana Cultural, pero desde que se disolvieron debemos costearlo nosotros y, con sinceridad, todo cuesta mucho dinero”, puntualiza Serrador.
Las subvenciones a estas entidades han ido a la baja por lo que deben buscar otras fuentes de financiación. En Laluenga, confían, sobre todo, en la venta de lotería de Navidad y del Niño para sufragar buena parte de sus actividades. “Todo el pueblo se involucra y lo agradecemos porque sin esos fondos no podríamos llegar a tanto”, indican. “La gente desconoce lo que cuesta organizar. Ya no sólo esfuerzo y tiempo, sino dinero. Nosotros hemos tirado mucho de amigos y de favores para que vinieran gratis a Hoz y les regalábamos cerámica de Naval. Ahora obsequiamos con vino, pero no puedes ir pidiendo a la gente que venga gratis”, ahonda Almanzor.
Las discretas cuotas, que en general rondan los 10 euros anuales, llevan años congeladas. “No vemos oportuno exigir más dinero porque, por ejemplo, en una casa viven varios socios de diferentes edades. No olvidemos que a estas asociaciones pertenece todo el mundo, ni importan los años, ni si viven en la localidad”, aclaran.
Todas estas asociaciones cuentan con un notable número de socios que, en todos los casos, supera al de habitantes empadronados. Sirve de elemento de unión e identificación con la población. En Laluenga, explica la presidenta de AMSAMA, la Semana Cultual «ante todo, la esperan los mayores y las fiestas han quedado más para los jóvenes».
El desafío del relevo
Entre Laluenga, Pozán de Vero, Berbegal y Hoz nos encontramos con dos modos diferentes de abordar el espinoso asunto de las responsabilidades.
Guillermina Barrabés y Miguel Ángel Almanzor llevan dos décadas como presidentes. Lo hacen a gusto, pero andan cansados y piden relevo. «Todos vamos cumpliendo años y se agotan las ideas y las fuerzas», señalan. En Hoz, «compensa ver la respuesta de la gente, el público nunca falla. Sin embargo, hace tiempo que lo quiero dejar. Llevo demasiados años», lamenta Almanzor.
Desde Berbegal escuchamos la misma postura: «Debe entrar gente joven, nueva, con propuestas diferentes. Ayuda sí existe, colaboran, pero en general, noto reticencia a la hora de asumir la responsabilidad», explican en CAUM.
Para evitar estas situaciones en AMSAMA decidieron que una persona sólo podría permanecer en el cargo dos años. «Con ello pretendemos evitar que la gente se queme. Y, en principio, garantizamos una mayor rotación y la implicación de todas las socias», aclaran.
El mismo periodo, dos años, se estipula en Pozán. «Estar al frente conlleva dedicación y esfuerzo. En nuestro caso no paramos en todo el año por lo que recomiendo alternancia en los puestos de responsabilidad. Es más, considero imprescindible el compromiso de los jóvenes para aportar ideas actuales», añade Serrador.