En el número anterior, otorgamos una de nuestras almendras garrapiñadas a los niños que habían estado recogiendo basura en la calle Santa Teresa. Sin duda, una muestra de civismo loable, pero que esconde una realidad. La imagen de Barbastro es la de una ciudad sucia. Cierto que hay lugares que se presentan más decentes que otros. El centro, lugar por donde discurren los turistas, suele encontrarse más o menos limpio.
Pero suman tantos los rincones que acumulan manchas en el pavimento, residuos plásticos, desechos fecales de animales, comederos incontrolados para gatos callejeros, enseres en días y fechas no adecuados, hierbas creciendo en medio del asfalto… Imposible que la imagen general no sea la de descuido y falta de limpieza.
Se cumplen este mes de julio seis años desde que el Partido Popular encabeza la corporación municipal. Desde hace dos, además, comparte color político con la otra institución implicada en el tema de la limpieza viaria, la Comarca. Esta debe hacerse cargo de que sea la adecuada, puesto que tiene encomendada la gestión de este servicio municipal.
Seis años en el que las buenas palabras e intenciones se las ha llevado el viento, junto con la esperanza de ver una ciudad más limpia. Lo hemos repetido por activa y por pasiva. Cierto que ha ido aumentando el presupuesto, pero son ya seis años, más de media década, en la que se insiste en actualizar un documento obsoleto. La ciudad ha crecido y hay rincones en los que la limpieza se hace mal y a destiempo. Como en la calle que limpiaron esos chavales a los que nos hemos referido al inicio.
Quizás, reiteramos, no se trata de poner más recursos, sino de que los actuales se gestionen adecuadamente. Desde estas páginas seguiremos insistiendo en una realidad, que queda más patente aún cuando regresamos de vacaciones y vemos cómo otras poblaciones, de igual o mayor tamaño, consiguen que la sensación general sea de limpieza.