Desde las calles tranquilas de Barbastro hasta los pabellones de la Liga Femenina Endesa, Marina Mata ha recorrido en solo una temporada un camino que muchas jugadoras solo sueñan. Con tan solo 20 años, ha cerrado su primer año en el máximo nivel del baloncesto femenino nacional en las filas del Cadí La Seu, dejando claro que, a pesar de las dificultades iniciales, el trabajo constante y la determinación abren puertas.
El salto a la élite no llegó exento de dudas ni desafíos. «Una vez ficho por el Cadí La Seu, era muy consciente de que este salto a la élite era muy difícil, teniendo en cuenta que tenía 19 años, no tenía experiencia y era una de las jugadoras más jóvenes», recuerda. La adaptación a un entorno nuevo, con mayores exigencias físicas, tácticas y mentales, requería más que talento: exigía entrega total. «Desde el minuto cero, me puse el mono de trabajo e intenté currar como la que más», afirma.
Un voto de confianza
Los inicios fueron silenciosos, con muchas horas de entrenamiento y poca presencia en los partidos. «Durante los primeros siete partidos no jugaba», reconoce. Sin embargo, su constancia comenzó a dar frutos. “En un partido, Isaac, mi entrenador, vio que en los entrenamientos lo estaba haciendo muy bien, me estaba esforzando mucho y me dio un voto de confianza”. Ese momento marcó un antes y un después. “De repente, jugué un partido 22 minutos y me salió bien. A partir de ahí empecé a jugar. Los siguientes 24 partidos lo jugué todos con bastantes minutos para ser mi primer año”, relata.
En una temporada en la que el equipo luchó por mantenerse fuera de los puestos bajos de la tabla —el Cadí La Seu terminó en undécima posición con 42 puntos—, Marina logró consolidarse como una pieza valiosa. “Valoro esta temporada muy positivamente porque he podido demostrar que puedo, que soy capaz. Ha habido momentos muy duros en los que hemos tenido que salir del barro porque estábamos para descender. Sin embargo, la valoro de forma muy positiva porque he demostrado que contra las mejores sé defenderme”.
Hubo también momentos personales que quedarán grabados para siempre. Uno de ellos, muy especial, se vivió en Zaragoza, cuando el Cadí La Seu se enfrentó al Casademont. “Fue súper emotivo el hecho de ver a gente que te sigue, que te apoya, que te anima de tu pueblo y eso me lo llevo en el corazón para siempre”, comenta sobre la presencia del público barbastrense que se desplazó gracias a un llamamiento de la Unión Basket Barbastro, su club de formación.
Lejos de descansar, el verano de Marina Mata estará marcado por el trabajo. La jugadora continúa entrenando en la Seu d’Urgell de lunes a miércoles, con el apoyo del cuerpo técnico del club, pese a que su contrato finaliza en mayo. “Estoy muy agradecida porque mi contrato es de septiembre a mayo, y ellos están entrenando por y para mí de lunes a miércoles y estando muy pendientes”. Reconoce que “es un club que lo está dando todo por mí y yo estoy muy contenta”.
El Eurobasket U20, en el punto de mira
Además, volverá a vestir la camiseta de la selección española sub-20 en el Eurobasket que se celebrará en Matosinhos, Portugal, del 2 al 10 de agosto. «Me concentraré con el equipo desde el 8 al 10 de julio que nos vamos a Tenerife», explica. Este torneo representa una oportunidad especial para ella: “Tengo muchas ganas porque este año es con mi generación y creo que puede ser muy especial. A ver si podemos sacar una medalla, que además es en Matosinhos que es relativamente cerca. Además, vendrá mucha gente especial a verme». Añade con ilusión: “Llevo todo el año soñando con llegar al Europeo y verme rodeada por gente de Barbastro que me quiere”.
La próxima temporada continuará en el Cadí La Seu, con la misma actitud que ha guiado su trayectoria hasta ahora. “A seguir currando porque esto no es fácil y hay que ser constante para tener minutos y demostrar que sigo pudiendo e intentar dar un paso adelante e intentar llevar las riendas del equipo”, concluye.
Marina Mata ha demostrado que desde una ciudad pequeña como Barbastro se puede llegar a competir con las mejores. Con esfuerzo diario, ha transformado la ilusión en realidad, dejando huella en su rúbrica en su primer año en la Liga Endesa y con la intención de afrontar nuevos retos con el mismo compromiso.