Somontano

Josefina Roma Riu: «Mi ilusión es que cada pueblo cante su parte de los gozos de Dulcis»

Este miércoles, 21 de mayo, esta antropóloga impartirá una conferencia hablando de la recuperación de estos gozos, en el Museo Diocesano, a las 19’30 horas, con entrada libre

Josefina Roma Riu asistió a la romería de Dulcis de este año. Foto: Cristina Lanau
Cristina Lanau Carpi Lanau Carpi
21 mayo 2025

La romería a Nuestra Señora de Dulcis ha recuperado en este año 2025 sus gozos. Gracias, en gran parte, a Josefina Roma Riu, una antropóloga que se considera una devota de la Virgen de Dulcis. 

Este miércoles, 21 de mayo, Roma impartirá una conferencia precisamente hablando de estos gozos. La cita tendrá lugar en el Museo Diocesano, a las 19’30 horas, con entrada libre.

Usted no cuenta con raíces en el Somontano, ¿cómo llegó a conocer a la Virgen de Dulcis?

Una de mis hijas se quedó sorda a raíz de la vacuna del sarampión. Sin embargo, ningún médico acertaba con su diagnóstico; unos decían que era tonta, otros que loca y otros que autista… Comencé un verdadero vía crucis.

Cuando finalmente descubrí su diagnóstico empecé una lucha para que mi hija lograra una vida normalizada porque en las escuelas para sordos no la querían porque no lo era del todo y en los ordinarios no la querían porque era «bastante sorda». Un desastre. 

Yo conocía que en la Virgen de Dulcis a los niños que les costaba hablar se les untaba la lengua con el aceite de la lámpara. Un año fui para pedirle ayuda a la Virgen y le prometí que si lo hacía, a mi próxima hija la llamaría Dulcis. Y así fue. 

¿Y cómo llegó hasta los gozos? 

Vi que en los azulejos de una fuente de Buera se encontraba la imagen de la Virgen de Dulcis acompañada de la tornada de unos gozos que decía: «De vos, ó Virgen de Dulcis, nos venga todo consuelo». Pero nadie sabía nada sobre esos gozos. Por lo que me propuse buscarlos. Finalmente los encontré en el gran archivo de gozos del mosén Juan Roig de Ulldemolins.

Pero faltaba añadirle la música.

Los envié a diferentes personas del pueblo, pero nadie se comprometió a recuperarlos. Además, nadie recordaba la música. Así que tomé las riendas, pero me daba apuro crear la música. Y le pedí ayuda a Blas Coscollar, quien finalmente compuso la melodía a dos voces y con acompañamiento de gaita incluido. 

En la romería de este año lo cantó una soprano fantásticamente. El resto nos unimos en la tornada y poco a poco, la gente se fue animando y acompañándonos.

Se trata de unos gozos bastante extensos.

Lo normal es de cinco a nueve estrofas y estos tienen muchísimos más. Además, la peculiaridad de estos gozos es que dedican una estrofa a cada pueblo que asiste a la romería. A mí me haría ilusión que cada pueblo cantara su estrofa. Sería muy bonito. Ojalá más adelante se haga así. El sábado pasado solo entonamos nueve, en los que se hacían referencia a cada pueblo.

Alquézar es el primer pueblo que se menciona, ¿por qué? 

Antiguamente los gozos, que se trata de unas composiciones semipopulares, los solía escribir alguien que entendiera sobre la materia, por ejemplo, los sacerdotes. Seguramente los escribiría alguien que se encontrara en ese momento o que fuera de Alquézar.

¿Dónde reside la diferencia entre los dichos y los gozos?

Los gozos son religiosos y no solo narran la vida del santo o la virgen. Se encuentran abiertos porque si pasa algo especial (hecho histórico como un incendio o un milagro) se puede añadir otra estrofa más. 

En los dichos cada pueblo o casa añadía una frase o estrofa que se escribían sobre sucesos que habían ocurrido en ese año. Y luego se bailaban con los dances. 

¿Qué le llama la atención de la Virgen de Dulcis?

Muchas cosas, esta virgen cuenta con una larga historia. Pero lo importante es esa segunda vida que le han otorgado los vecinos de los alrededores. Esos milagros, esas historias… Es una especie de contrato entre la virgen y la gente del pueblo. Me refiero a esa historia que la gente ha creado una vez que han olvidado la historia primitiva. Lo importante en esta virgen no es tanto su aparición en un panal porque parece que eso es un hecho posterior que se le ha atribuido. 

La peana de esta virgen lleva un sol tallado. Un hecho que llama la atención cuando lo normal en la iglesia ortodoxa es la luna. Ese sol me hizo investigar y parece ser que en épocas precristianas y prerromanas existía una divinidad: la luz del cielo, a la que se le denominaba D’orch. Investigando descubrí que a esta virgen no se le denominaba Dulcis, sino, D’olzis. Las letras ‘l’ y ‘r’ se pueden confundir fácilmente. Igual ese primer nombre derivó en Dulcis, como la sucesora de la luz del cielo. Es decir, se trata de la conversión al cristianismo de una divinidad anterior.

Una peana que resistió al fuego.

Durante la guerra se quemó la imagen antigua de la virgen, que se encontraba sentada con el niño en su falda. Pero la peana sobrevivió. La figura actual se encuentra de pie porque después de la guerra la gente hizo lo que pudo. No obstante, esta imagen es preciosa. 

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