Este miércoles ha fallecido Enrique Cancer Lalanne, exmagistrado del Tribunal Supremo. El ilustre barbastrense tenía 90 años y será enterrado este viernes 16, a las 12 horas, en Artasona.

Enrique Cancer residía en Barbastro con su esposa, tras su jubilación como magistrado del Tribunal Supremo en el año 2010. Su carrera comenzó en la segunda mitad de los años 60 y ejerció como magistrado de Contencioso Administrativo en localidades como Benabarre y Tremp. En esta última, ganó su plaza en el año 1974. También ejerció en Las Palmas y en Pamplona

En noviembre de 1986 fue nombrado magistrado del Tribunal Supremo en Madrid, según la orden que publicaba el Boletín Oficial del Estado. En aquel momento, residía en Pamplona. En este cargo permaneció hasta su jubilación en el año 2010, como emérito desde 2005. Además, ejerció de presidente de la Junta Electoral Central entre los años 2000 y 2004. Y dio clases de Derecho Administrativo en las Universidades de Pamplona y CEU de Madrid.

Cuando se jubiló, el Ayuntamiento de Barbastro le nombró mantenedor de las fiestas en honor de la Natividad de Nuestra Señora de 2010. No fue el único homenaje en su ciudad. La asociación de exalumnos de Escolapios le nombró socio de honor en noviembre de 2019.

Enrique Cancer en El Cruzado Aragonés

Entre las curiosidades que recoge la hemeroteca de El Cruzado Aragonés, su afición a la caza. Con solo 22 años protagonizó un artículo titulado «Tres jabalíes cobrados, con cuatro tiros de escopeta, en el pantano de Barasona». La reseña se publicó el 10 de enero de 1959 con este texto que reproducimos íntegro:

Mucho nos complacemos en resaltar la formidable proeza cinegética realizada, el 28 del pasado
diciembre, por el joven barbastrense, de 22 años de edad, Enrique Cancer Lalanne, en los límites del Pantano de Barasona, cerca de Olvena y Puebla de Castro.

Hé aquí la hazaña, que tiene una categoría verdaderamente extraordinaria: Enrique, con otros varios compañeros de excursión, salió, armado con escopeta de dos caños, a la caza del jabalí, que abunda por estos contornos. Sobre las dos de la tarde, en las proximidades del citado Pantano, fué sorprendida una manada de varios salvajes aprinos, a cuya captura se lanzaron presurosos los cazadores.

El joven Enrique vió cómo tres bien cebados jabalíes nadaban en las aguas remansadas del Pantano. Hizo contra ellos cuatro disparos, y logró abatir a los tres aprinos nadadores. Pero hizo más todavía el cazador: se lanzó al agua (¡y qué agua tan fría!) y los cobró para sí, sin dejarles apenas tiempo para que flotaran. ¡Qué suerte!… ¡Tres jabalíes para cuatro cartuchos de escopeta de dos caños!…

Las piezas pesaron 70, 45 y 30 kilos, respectivamente.

Felicitamos a Enrique Cancer Lalanne por su suerte y destreza en tan afortunada gesta cinegética. ¡Y hasta otra!