Tribuna
Araceli Cavero A cuatro manos
Tribuna

2022, nuevo año. O mirarnos al ombligo

Araceli Cavero A cuatro manos
13 enero 2022

El escrito de hoy quiero dedicarlo a una novela que firma el doctor Francisco Tostado. Se trata de una novela histórica que nos retrotrae a la Roma del último tercio del siglo I a. C. La obra combina ficción y realidad y describe la medicina de la época a través de sus páginas. Asimismo, el autor inserta una historia ficticia en la que, mediante su protagonista, vamos recorriendo diferentes episodios de la historia clásica. 

Hace unos días, en una entrevista radiofónica a una misionera que hablaba de la riqueza en materias primas que hay en El Congo y de la sistemática expoliación que sufre este país sin que a la gente de a pie le llegue un mínimo de esa riqueza, se preguntaba por qué África está tan ausente en los medios de comunicación.

Entonces sentí el desasosiego de vivir en una parte del mundo en que nos sobra de todo. Aún así, nunca tenemos suficiente. Y me dio con relacionarlo con lo que estamos viviendo hoy.

Llevamos veintidós meses en que todos los informativos abren sus ediciones con las noticias sobre el COVID: los contagios, los positivos, la incidencia acumulada, los fallecidos, las normas impuestas para evitar los contagios…, pero ninguno dice una palabra de los cinco mil niños que diariamente mueren de hambre en el mundo. El Ébola, que sigue haciendo estragos en África, y que solo fue noticia cuando murió el misionero español y se contagió la enfermera.

El miedo a la enfermedad y a la muerte hace que pensemos solo en nosotros mismos. Ha pasado con el tema de las vacunas. Es igual que nos digan desde la OMS que para estar verdaderamente protegidos ante el COVID hay que vacunar a todo el mundo, ya que los contagios pueden venir de cualquier parte. Es igual, somos capaces de dejar caducar millones de dosis y tirarlas, antes que quedarnos sin la de “refuerzo”.

Tampoco se dejan liberalizar las patentes ya que si países empobrecidos pudieran crear sus propias vacunas, las grandes farmacéuticas perderían sus cuantiosos beneficios.

Y así, seguimos expoliando a todo el que se deja de todo lo que puede y que suponga algo de beneficio.

Y así unos son cada vez más ricos, y otros cada vez más pobres. Me da igual que sean países o personas.

Con la esperanza que el año que empieza nos haga crecer en solidaridad.

¡¡¡FELIZ 2022!!!

Suscríbete aquí a nuestra nueva newsletter

Leer más
Más en Tribuna