Pepi Jara confiesa que estuvo varias noches «dándole vueltas a la cabeza sobre cómo podía crear la coreografía». Además, tenía claro que quería representar la expulsión de san Ramón de Barbastro a Roda. Y así lo hizo.
El baile comienza con los danzantes creando una línea formando «la calle» que representa a la ciudad de Barbastro en fiestas. Acto seguido, la fiesta se rompe con un corro que simboliza a la hoguera, el fuego de la guerra. Tras el corro, los danzantes emprenden «la huida» de la ciudad, como le ocurrió al santo cuando el obispo de Huesca expulsó a san Ramón.
De nuevo, el dance forma una calle que acto seguido se transforma en cuadros representando a los barrios, que se despiden de su obispo y se encienden las hogueras. «Un símbolo muy característico de nuestros barrios, aunque cada vez las hogueras se están perdiendo más; una pena», puntualiza Jara. Este aprecio a las hogueras se traslada a la última escena, en la que los dances forman las aspas de la bandera de la ciudad, golpeando la tierra como símbolo de la unión que desde entonces existe en Barbastro, sus gentes y su santo patrón.
A Jara este encargo le daba «respeto. Hasta el momento solo había creado una coreografía, la de la Virgen del Plano, pero esta era un reto. Gracias a Dios la saqué y me siento contenta y orgullosa». Una alegría que comparte con el desarrollo de los ensayos del dance, tanto de los adultos como de los niños. «Les gusta, se divierten y vienen con ganas. Pero no llevan mucho tiempo de ensayo, desde marzo, más o menos. Pero lo defenderán bien», declara Jara.
No obstante, buscan alcanzar la cifra de, por lo menos, 16 danzantes infantiles. Ahora se encuentran en once. De todos ellos, solo uno es un varón. «Lo llamo el valiente», comenta entre risas Jara. Un hecho curioso, ya que antiguamente solo los hombres formaban la banda de los danzantes. «Ahora les da por el deporte», lamenta Jara.
No obstante, se muestran contentos por los once escolares que forman la banda infantil. «Obviamente nos gustaría que viniera más gente joven para que se aprendan la coreografía y esta perdure. Los mayores llegará un momento en el que tendremos que retirarnos. Lo ideal sería que contáramos con relevo para que siguieran con ello adelante y no se pierda la tradición. Además, con los años que nos ha costado recuperarlos…».
El próximo objetivo de Jara se centra en la coreografía de las cintas. «Pero hasta el momento hemos estado haciendo los papeles para convertirnos en asociación y así optar a las subvenciones. Necesitamos material y este tiene un coste. Por ejemplo, el vestuario y los palos se lo costearon los propios danzantes», concluye Jara.